Para traducir bien hay que tener una relación de amor con el propio idioma [Recurso electrónico]
Tipo de material: Recurso continuoSeries Día Internacional del Traductor: algo más que una fecha ; n.65Detalles de publicación: Buenos Aires : Colegio de Traductores Públicos de la Ciudad de Buenos Aires , agosto-septiembre 2003Descripción: p.8-12ISSN:- 1514-5794
Tipo de ítem | Biblioteca actual | Colección | Signatura topográfica | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras | |
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Artículos/Analíticas | Biblioteca Bartolomé Mitre | Colección General | H130 (Navegar estantería(Abre debajo)) | Disponible |
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Dice José Saramago que los autores hacen las literaturas nacionales, pero la Literatura Universal, ésa, la hacen los traductores. Y debe de ser verdad porque de no ser por ellos, la mayoría de las personas sólo podríamos tener acceso a lo que se escribe en nuestro propio idioma, que si para algunos es un territorio amplio y rico, como es el caso del Territorio de la Mancha, nombre que le dio Carlos Fuentes al ámbito del castellano, o español, como dicen en América y, por supuesto, es el caso del portugués, para otros sería sólo el sueño de una tarde de verano. Pienso qué sería de un finlandés o de un islandés, por poner ejemplos relativamente cercanos, si no dispusieran de traductores que les llevaran a sus minoritarios idiomas las obras que se han ido escribiendo en francés, alemán, ruso, inglés o español. Pienso en nosotros, los españoles, en el frío que habríamos sentido cuando el tedio franquista, si no hubiéramos contado con el abrigo y el cobijo de la buena literatura de siempre y, sobre todo -porque en aquella época de puertas cerradas necesitábamos librarnos de la claustrofobia- si no hubiéramos contado, repito, con la buena literatura que se estaba haciendo fuera en esos momentos, libros que nos llegaban vía Argentina o México, clandestinamente y que eran la constatación de que el mundo existía más allá de los Pirineos.
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