Desde la que no soporta la maldad del nuevo marido de su madre y decide tomar cartas en el asunto hasta la que se niega a dejar la escuela para trabajar en la cosecha y logra torcer su destino, las nenas de Angélica Gorodischer se defienden. No se dejan. Prueban que pueden hacer su voluntad y trazar sus propios caminos. Es cierto que a veces ven el mundo a través de un velo de magia pero eso no les impide juzgar el comportamiento de los adultos y obrar de acuerdo con sus propios intereses.